A Piti empiezan por fin a funcionarle las cosas con Vilma. Quiere irse a vivir con ella y De la Cuadra les da la una peculiar solución: el camarote 31. Allí fue donde encontraron los cadáveres del antiguo capitán del Estrella y sus marineros, encerrados para no contagiar al resto de la tripulación con la gripe que padecían. La idea horroriza a Piti, pero no quedan más opciones, así que decide seguir adelante sin decirle nada a Vilma.
A Vilma le encanta la sorpresa y decide compensar al don Juan de El Barco, pero cuando están en la cama Piti no se puede concentrar porque una extraña humedad con forma de cara asoma por la pared. Al final acaba contándoselo a Vilma. ¿Perdonará la torpeza de Piti?
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